Los derechos a la sucesión de una persona se transmiten desde el momento de su muerte.
La sucesión se defiere por la voluntad del hombre manifestada en testamento y, a falta de éste, por disposición de la ley. La primera se llama testamentaria, y la segunda legítima. Podrá también deferirse en una parte por voluntad del hombre, y en otra por disposición de la ley.
La herencia comprende todos los bienes, derechos y obligaciones de una persona, que no se extingan por su muerte.
Llámase heredero al que sucede a título universal, y legatario al que sucede a título particular.